Mi hijo ¿Quiere y no puede? O
¿No quiere y puede?
1ª parte
Hace un par de meses cuando publique “una familia especial” me di cuenta de que había olvidado incluir las emociones, las capacidades y las expectativas que como padres tenemos.
Sin lugar a dudas todos los papás vemos en nuestros hijos a ese ser excepcional, que supera con su inteligencia y belleza a todas las generaciones de las que tengamos conocimiento.
Ya lo dice de manera extraordinaria José Martí
No es infrecuente descubrirnos diciendo: me sorprendió cuando dijo o hizo tal o cual, no pensé que supiera hacerlo. Nos asombra la capacidad de aprendizaje y recepción que tienen los niños.
Esto aplica para todos.
¿Qué sucede cuando nuestro hijo tiene un diagnóstico? ¿Cambia este asombró cuando hace algo nuevo? Seguramente no.
Es una realidad que el día a día puede hacernos dejar de percibir estos logros y pequeñas victorias que los niños van alcanzado conforme van madurando.
Y justo de eso va el título de la entrada: Mi hijo ¿Quiere y no puede? ¿No quiere y puede?
Que levante la mano quien no se ha desesperado cuando le pedimos que levante sus cosas y nos dice “no puedo” o que a media tarea la letra comienza a ser un código indescifrable de escritura y nos dice “no se hacerla” ¿te suena familiar?
Hace no mucho me preguntaban por correo electrónico
…En particular me pasa con mi hijo de seis años que pone mucha resistencia a realizar las tareas escolares, a veces son actividades sencillas que él ya domina, pero simplemente no quiere realizarlas, tengo que trabajar mucho con él para convencerlo y las realice con buen humor. No sé hasta donde es simplemente un «berrinche», apatía o desgano o si es que se le está exigiendo demasiado…
Si esto te sucede a ti también continua leyendo.
Todos en algún momento nos cansamos, tenemos flojera, nos aburren ciertas actividades, posponemos otras y procrastinamos en muchas.
No es diferente con los niños, con necesidades especiales o no, el error radica en creer que porque son niños han de hacer lo que creemos que deben hacer sin considerar que también son humanos con días buenos y malos como los adultos.
En esta parte entran nuestras creencias como padres. ¿Porque no puede? ¿Le estaré exigiendo demasiado? ¿Seré muy sobreprotector? (esta última pregunta, retumba en todos los oídos de los padres)
Todos deseamos que nuestros hijos sean felices, que no sufran, que no se caigan o descalabren… la noticia es que la vida es eso, un cúmulo de experiencias, de aprendizajes que hemos de vivir para poder seguir adelante. No podemos evitarles los errores o las caídas, lo que si podemos hacer es estar ahí para ser parte de ese aprendizaje.
Nuestros temores frecuentemente los reflejamos en ellos. Cuando decimos es muy pequeño para tal cosa, justificar determinados comportamientos, un día permitir una cosa y otro no.
La información que les mandamos es que son poco capaces para hacer, decidir o actuar sobre determinada situación.
Es posible que tengas razón y hoy no pueda hacer algo, pero si no lo ejercita, ensaya y se equivoca ¿Cuándo será capaz de hacerlo?
¡Es que no puedo!
La tolerancia a la frustración es uno de los temas más buscados por los padres ¿cómo ayudarlo a manejar determinadas situaciones?
TODOS sin excepción, tenemos poca tolerancia a la frustración ante algún tema en particular, por ejemplo, ¿eres de los que gusta leer un instructivo antes de estrenar un aparato? ¿Sigues al pie de la letra una receta o le agregas un poco de tu propio sazón? ¿Qué sueles evitar a toda costa porque te re-choca hacerlo?
Te hablaba de esto en el post reconciliándonos con las matemáticas.
Bueno, pues sucede igual con los niños, hay cosas que nos gustan y otras que no. “si pero escribir, hacer la tarea o levantar el cuarto no es negociable” Tienes razón hay cosas que hay que hacer sí o sí.
Muchas de las actividades a las que frecuentemente se ven expuestos los niños son repetitivas, como la tarea o levantar el cuarto.
Si en lugar de pelear planeamos una estrategia de hábitos y orden, probablemente sea más fácil. No sacamos todos los juguetes a la vez, los guardamos en la caja antes de sacar otro, etc.
Pero sobre todo lo recomendable es ayudarles a manejar de manera positiva esa situación que detona.
Habitualmente la frustración se manifiesta cuando no podemos completar una tarea ya sea física o mental. Este sentimiento de “incompetencia” genera sentimientos/ emociones de enojo, tristeza, desesperación, angustia.
No se trata de negar estos sentimientos, ni de ocultarlos, se trata de manejar las emociones para buscar una solución que dé respuesta a la situación que estamos viviendo.
Cuando determinada actividad causa frustración, podemos buscar posibilidades – alternativas para encontrar la manera de terminarlo. No todos los caminos han de ser los mismos para llegar al mismo sitio.
Hemos de enfocarnos y enorgullecernos de las habilidades que tenemos y hacer uso de estas para enfocarnos en las actividades que nos cuestan trabajo.
Para reconocer estas habilidades puedes leer ¿cómo saber que estilo de aprendizaje tiene mi hijo?
Hasta esta parte quiero que juntas veamos un par de cosas:
Entre líneas a lo largo del texto se habla de la empatía –de nosotros como padres- lo que sintamos ante las necesidades de nuestros hijos, de identificar y aceptar esos días buenos, esas habilidades individuales de nuestros hijos.
De nuestra flexibilidad de encontrar caminos para llegar a soluciones y promover un manejo positivo ante determinadas situaciones.
Promover límites, reglas claras de lo que si se ha de hacer periódicamente y de lo que no.
Constancia, perseverancia.
continúa leyendo la segunda parte
¿Qué hacer cuando sé qué si lo sabe hacer y no quiere?
Gracias por tu lectura,
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