EL NIÑO Y LA ESTIMULACIÓN TEMPRANA
Durante los primeros años de vida del ser humano, la influencia de los estímulos que recibe el bebé de su entorno ejerce acción determinante sobre su desarrollo, precisamente porque actúan sobre estructuras que están en pleno proceso de crecimiento y maduración.
Aunque muchos no lo sepan, esta es una etapa fascinante pero a la vez peligrosa, porque es justamente en esta época que dejamos huellas definitivas en el desarrollo del niño; huellas que podrán ser positivas o negativas, que podrán facilitar o perjudicar los procesos de desarrollo y aprendizaje los cuales definirán la personalidad, los gustos, las tendencias, su estructura socio afectivo, etc.
Cuando nace un niño, sus movimientos o actitudes son respuestas reflejas, incondicionadas, funciones específicas de las zonas subcorticales, que le permiten sobrevivir y adaptarse al medio. No obstante, tales reflejos no garantizan el buen desarrollo del niño, ya que las experiencias del medio exigen otra forma de respuesta (la de tipo voluntaria), donde la corteza cerebral tiene la tarea de formar estos reflejos condicionados o respuestas voluntarias a los diferentes estímulos que el niño recibe de su entorno.
Los avances en el campo de las Neurociencias han influido notablemente en el ámbito educativo y familiar. Las investigaciones acerca del cerebro llegaron hasta nuestros hogares y escuelas, y todos los niños y niñas nacidos en estos últimos años tuvieron el privilegio de ingresar al maravilloso mundo de la “Estimulación y/o Intervención Temprana”.
Si nos remontamos a los orígenes de la Estimulación Temprana, encontramos los trabajos realizados por un equipo interdisciplinario (médicos, terapeutas, psicólogos, padres y educadores especiales) con niños y niñas que presentaban algún tipo de problema serio en su desarrollo (lesión cerebral).
Casi todos los programas tenían como meta la recuperación de las habilidades cognitivas y físicas de los pacientes, a pesar de que muchos de aquellos profesionales defendían la posición de que el desarrollo intelectual era estático, invariable, predestinado genéticamente, que limitaba el desarrollo de las inteligencias y de las demás habilidades, puesto que dependían más de la herencia genética que del quehacer diario de ellos, o de la influencia del entorno del niño. Es interesante mencionar que la mayoría, a pesar de toda la dedicación, no obtenían resultados óptimos, ya que en realidad lo que hacían era tratar las consecuencias (por ejemplo, parálisis de los miembros inferiores: masajes), y no la causa (lesión cerebral).
A comienzos del siglo XX, las investigaciones sobre el cerebro y el desarrollo de la inteligencia fueron cambiando la mentalidad de muchos profesionales de la Estimulación Temprana, los cuales se encontraban en medio de una polémica que agrupaba a los grandes científicos en dos posiciones opuestas: innatistas (que consideraban que los factores internos determinaban el desarrollo y el posterior aprendizaje) vs ambientalistas (que consideraban los factores externos como determinantes en estos procesos) . Era un panorama de herencia vs entorno; inteligencia estática vrs inteligencia dinámica.
Llegamos a los 70, y los especialistas consideraran la hipótesis que el desarrollo y el aprendizaje son resultado de la interacción entre herencia y entorno. Por tal razón, especialistas del campo de la Estimulación Temprana empiezan a preocuparse por la creación de diferentes actividades que contribuyan a la estimulación de un buen desarrollo infantil.
Ya en los 80, estudiosos registran experiencias que evidencian que en realidad los seres humanos somos lo que somos porque los genes y el medio ambiente interactúan. Publican resultados de experimentos relatando que las experiencias vividas en la primera infancia pueden modificar aspectos funcionales y orgánicos del Sistema Nervioso Central, y provocar alteraciones en el Sistema Endocrino y en los órganos sensoriales.
Los 90: en Estados Unidos esta época fue declarada “La Década del Cerebro”. Muchos especialistas, como el Dr Stanley Greenspan, un psiquiatra de la Universidad George Washington, aclararon que herencia y entorno no son competencia, sino socios; es una “danza”, afirma el doctor Stanley, “que empieza muy temprano, en el vientre materno, aproximadamente en la tercera semana de gestación, cuando el cerebro y la médula espinal se ensamblan a sí mismos mediante una secuencia de pasos, como si tratara de una coreografía estricta, equilibrada.”
Para el año 2000, los maravillosos aportes de las Neurociencias llegan hasta el ambiente psicopedagógico y ratifican la combinación entre entorno y herencia genética para el éxito del desarrollo infantil. La Estimulación Temprana, deja de ser básicamente clínica o terapéutica, dirigida a aquellos niños con problemas en su desarrollo, se convierte, además de una estrategia de prevención y tratamiento, en un conjunto de acciones que proporcionará al niño que cuenta con un desarrollo normal, las experiencias que resulten en oportunidades de aprendizaje, de desarrollo intelectual y de potenciación de sus habilidades.
Existen varios puntos importantes que la Estimulación e Intervención Temprana debe tomar en cuenta :
1. contribuir significativamente con el proceso de desarrollo infantil.
2. contribuir con la organización neurológica de los niños y niñas al acoplarse al proceso de maduración, crecimiento y desarrollo cerebral.
3. contribuir en la construcción de las inteligencias.
4. vigilar el normal proceso de desarrollo.
Hablar de estimulación temprana, entonces, no significa tener a un grupo de bebés, niños o niñas reunidos en un cuarto, donde juegan, cantan, o realizan ejercicios físicos, sino es hablar de un programa serio con objetivos, principios y finalidades establecidos, que debe ser llevado a cabo por profesionales capacitados y emocionalmente inteligentes, conscientes de que todas las experiencias a las que estén expuestos los niños y niñas son oportunidades de aprendizaje y desarrollo, capaces de crear nuevas sinapsis y modelar un cerebro que está en pleno proceso de crecimiento y desarrollo tengan o no estos niños y niñas algún riesgo físico, cognitivo, etc . Así mismo acompañar a los padres de estos bebes, niños y niñas en la hermosa labor de guiar a estos pequeños hacia un mejor desarrollo de vida.
Este texto lo comparte generosamente Hilda de Estimulación temprana El Colibrí, si la quieres contactar puedes encontrarla aquí
¿Llevas a tu hijo a estimulación temprana? ¿Qué beneficios has encontrado?
¿Realizas año con año algo particular para el día de muertos que quisieras compartir con mucha gente?
Participa en la semana del terror de mimamadice.com (inbox) entregas hasta el jueves 24 de octubre
Andrea dice
Hola soy andrea tengo una nena de dos años y medio de golpe ha empesado a tartamudear …se traba mucho…necesito ayuda estoy muy angustiada quiero ayudarla a q salga de esto
mimamadice dice
hola Andrea, muchas gracias por animarte a comentar. En relación a tu inquietud te diría que tu nena es muy pequeñita, esta comenzando a adquirir las habilidades del lenguaje y con ello su uso y aplicación en diferentes situaciones. Te sugiero además que observes si hubo algún cambio importante en casa (cambio de casa o de rutina familiar, llegada de nuevo hermano, pérdida de un ser querido, comienzo de guardería, etc.) aveces estas situaciones se pueden reflejar en como se expresa. Sin embargo, lo más frecuente es que estos tartamudeos sean transitorios, incluso como una parte normal del desarrollo. Te invito a que le des un par de meses, observa como va hablando y como va integrando las palabras. Pasado este tiempo, hazme saber que tal va. Bienvenida siempre a este espacio, Deheni